Jornadas en homenaje a Miguel Márquez

Gran figura del toreo

Piden una escultura para

el León Callado de Fuengirola

Viernes, 1 de abril de 2022

Los matadores de toros Francisco Ruiz Miguel, Alfonso Galán, David Galán y Salvador Vega reclamaron como colofón a las jornadas en homenaje al gran maestro Miguel Márquez una escultura para el León Callado de Fuengirola.

Francisco Ruiz Miguel, figura viva del toreo, con su encantadora personalidad y humor, fue el primero en alzar la voz. Reclamó al pueblo y al Ayuntamiento de Fuengirola otra escultura -citó la que ya se erige por Antonio José Galán en la Plaza de Toros- para el gran maestro Miguel Márquez. «Y si hay que torear un festival, me preparo», aseguró con gracia Ruiz Miguel, quien recibió por parte del auditorio de la Casa de la Cultura un rotundo aplauso, suscribiendo así la iniciativa.

Resultó una muy entretenida e interesante tarde noche taurina, en la que se celebró la última charla coloquio de unas jornadas, organizadas por la Diputación de Málaga y el Ayuntamiento de Fuengirola. Los protagonistas contaron una infinidad de anécdotas -algunas hicieron reír y otras emocionaron tremendamente- en las que se puso de relevancia la grandeza y la humildad de la persona de Miguel Márquez, así como el pundonor como máxima figura del toreo que llegó a ser, ganándole en orejas a Manuel Benítez «El Cordobés», como destacó el periodista y escritor Paco Aguado.

Ruiz Miguel recordó aquellos inicios suyos en los que Miguel Márquez iba por delante de él 4 ó 5 años y en los que un día fueron juntos a un tentadero de Don Diego Romero, al cual no les dejaban entrar. Contó que él no se atrevía entonces ni a hablar porque no sabía. Pero el maestro de Fuengirola se dirigió al ganadero con educación y respeto preguntándole qué cuántas novilladas tenía ese año a lo que este le contestó que 5 ó 6. La respuesta de Márquez fue que esas las iba a torear él. Y así fue. Toreó las de Don Diego Romero y las de Manolo Álvarez. Lidió entre 30 ó 50 novilladas aquel año. Después, Ruiz Miguel relató como fue testigo de su alternativa en Barcelona y como en lugar de darle la mano o un toque en la espalda, que era lo habitual, se fundió con él en un fuerte abrazo y le deseó recordando aquellos inicios: «Que no te cierren las puertas».

Por su parte, el matador de toros Alfonso Galán, hombre decisivo también para el desarrollo de estas jornadas, resaltó que Miguel Márquez con su éxito en los ruedos fue el gran propulsor de que Fuengirola, después de Sanlúcar de Barrameda, haya sido el pueblo que ha dado más profesionales de la tauromaquia en España. Lamentó que la generación de nuestra ciudad que tiene 30 años ya no sabe quién es Miguel Márquez y agradeció a Salvador Vega padre y al periodista y escritor Paco Aguado el trabajo realizado para sacar a la luz el libro: Homenaje a Miguel Márquez El León Callado, cuyos fondos recaudados serán para un fin solidario como es el alzheimer.

Alfonso Galán recordó además como el maestro había triunfado en las plazas fuera de España como Francia y Portugal y en Sudamérica, trayéndose los mejores premios, a excepción de México, que no pudo ser. Auténticas reliquias que se muestran en la exposición que permanecerá abierta en la Casa de la Cultura hasta el 22 de abril. El éxito internacional de Márquez hizo que el nombre de Fuengirola se conociera en todo el mundo. Y elogió su capacidad lidiadora. Tenía una cabeza privilegiada, explicó, que le permitía pensar delante del toro y torear cualquier astado por difícil que fuera. Así recordó otra anécdota vivida con Manuel Benítez El Cordobés en la que éste le reconoció que Márquez era uno de los toreros, «el chiquitillo de Fuengirola», que «no quiero ni ver» porque el fuengiroleño no se dejaba ganar la pelea. De ahí el título de la obra el León Callado, así como por su hermetismo a la hora de hablar.

Salvador Vega, un privilegiado que compartió con el gran maestro Miguel Márquez algún festival y muchas horas de convivencia en su casa, destacó la confianza que existía entre ellos y como lo apoyó y respetó, sin llegar a exigirle en su carrera como matador de toros. Para Vega, el maestro era «grandioso». Y puso en alza la humildad de su persona con todo el mundo. Así lo querían pese a que en la plaza resultaba arrollador.

David Galán junto a la figura de Ruiz Miguel fueron los que más ovaciones del público se llevaron al contar su historia. Con su inconfundible carisma, heredado del gran maestro Antonio José Galán, hizo que el auditorio rompiera en un caluroso aplauso al contar muy emocionado como el gran maestro lidió en la sierra de Cádiz su última becerra, un día que hacía un vendaval, y que aún así la citó a los medios. Toreó enorme. Y Dios se lo llevó por la Puerta Grande, dijo dirigiéndose a su hija a la que le aseguró que se podía sentir «muy orgullosa». Habló de la admiración que sentía su padre hacía el maestro y como le puso a él mismo el apodo con el que se llegó a conocer a Márquez: el ciclón de la Costa del Sol.

Durante la charla coloquio se proyectó además un breve vídeo con imágenes de un arrollador jovencísimo Miguel Márquez toreando en Madrid a la prestigiosa ganadería de Victorino Martín con toros ya de 4 años de edad con los que consiguió su merecido éxito. David Galán proyectó también un precioso vídeo hecho con mucho cariño con la música especial de Orobroy en las que se vieron imágenes entrañables y muy antiguas del gran maestro Miguel Márquez y la familia Galán. Desafortunadamente, la tecnología falló y el video hubo que interrumpirlo aunque prometió dárselo a su hija Verónica. Volvió a dejar su impronta cuando, pidiendo permiso para ello, se levantó para recrear aquellos molinetes que hacía el maestro. Y recordó con gracia aquella vez que le pidió que le invitara a hacer un quite al limón y este le preguntó dudoso -porque ya Márquez llevaba mucho tiempo sin torear- si estaba seguro. La respuesta fue rotunda: «¿Y tú estas seguro?», le replicó. Para David Galán es indiscutible que Márquez se merece una escultura en su tierra.

La hija del homenajeado, la bellísima Verónica Márquez, junto a su tío Jesús Márquez y su marido Rafael Limón.

Hugo Ruiz, el matador de toros David Galán y el periodista y escritor Paco Aguado.

Paco Aguado, Salvador Vega, Alfonso Galán y Pedrito Álvarez.

Carmina Galán y la seño Carmen.

Carmina y Clara Galán.

Entre el público asistente, mujeres y jovencísimas, como la sobrina del gran maestro Miguel Márquez, Mª Jesús, y las taurinas María Mena y Elena Segura.

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