Catalina Arroyo Jaime

Abogada ecuestre

“No estamos maltratando AL ANIMAL PORQUE MONTEMOS
A CABALLO”

Entonces deben de estar muy orgullosos…
Sí, eso creo.
¿Estudió en Málaga?
Sí. Hice la carrera en Málaga. Luego te exigen un máster de abogacía y, por último, el examen del Estado.
¿Son cuatro años no?
La carrera son cuatro años, el máster es uno y medio y el examen del Estado me llevó un año. En total, casi siete años.
Un camino largo…
Largo y difícil. Tienes que quedarte en casa. No puedes ir a la feria con lo que nos gusta ir a nosotros con los caballos. También te priva de estar con tu familia. Si vas a un cumpleaños, en una hora, te tienes que ir.
Sin embargo, ya está trabajando en un despacho en el centro de Fuengirola, Reclamalia Abogados…
Así es. Son consultores y asesores. Como me gustan los caballos, poco a poco he ido buscando y enfocándome en este tema. Cuando terminé la carrera, hice un máster centrado en el ámbito ecuestre y el trabajo fin de máster también lo hice sobre el caballo.
¿Cree necesario el servicio de una abogada ecuestre?
El derecho ecuestre es algo muy desconocido. Cuando me interesé para formarme busqué por Internet. Sólo encontré a un abogado especialista en Málaga capital. Luego, había otro en Sevilla y otro más en Madrid. No encontré a nadie más. Es algo muy reducido. Hay poco conocimiento. Poco a poco, gracias a Internet y a las redes sociales estamos siendo más conscientes de su importancia. Antiguamente, nada estaba prescrito. El trato, la mano y se cerraba el acuerdo.
¿Cuáles son los problemas legales que más llegan al despacho?
Lo que más llega son clientes que han comprado un caballo con un vicio oculto como puede ser un enfosamiento, problemas respiratorios, … Otros problemas son los caballos sin la documentación en regla, pero lo que más estamos trabajando son los vicios ocultos.
¿Y suelen ganar los casos?
Sí. El problema en derecho ecuestre es la documentación. Tenemos la mala costumbre de no hacer ningún contrato previo. Cuando viene un cliente que no tiene contrato y que todo ha sido de palabra. Siempre digo lo mismo: «Las palabras se las lleva el viento». Ahí es un poco más difícil. Ahora bien, cuando nos llega un cliente que con nuestro asesoramiento ha hecho un contrato y un examen previo veterinario hay poco que perder.

¿Y lo tiene por escrito?
(Vuelve a reír de forma espontánea) No, no lo tengo, pero no nos dedicamos a la venta de caballos únicamente es porque nos gusta. Tenemos una potra de su caballo con la ilusión de poder domarla para concursarla.
Háblenos de esa potra…
Es hija de Lusor, el caballo de José Miguel Barquín y la madre es Bambi, que viene también de la Yeguada, del hermano de José Miguel. Se llama Manzanilla, al 25 por ciento hispano árabe, y tiene un añito y medio.

Usted está muy arraigada a nuestra feria y tradiciones…
No estamos maltratando al animal porque montemos a caballo. Algunos partidos políticos quieren llegar a prohibir ciertas costumbres.
¿En ese sentido cómo vive todos los cambios y restricciones que ha habido en el mundo del caballo en Fuengirola y Mijas?
Pienso que todos los ayuntamientos deben apostar porque no se pierdan nuestras tradiciones. La cultura tiene que seguir adelante. Yo soy de la Cala de Mijas. Y echo en falta que el Ayuntamiento apueste más. Años atrás sí hicieron exhibición o concurso de atalaje, pero ya llevan varios años en los que no hay nada. El caballo no está presente. Da pena porque es Mijas la que aglutina el mayor número de caballos y tenemos una gran asociación detrás. Si no tenemos el apoyo de los ayuntamientos, no podemos hacer mucho.
¿Tiene algún referente como amazona?
Estuve dando clases con Cristina Casillas, de Huelva, y me gustaría seguir aprendiendo de ella. Es una buena amazona. Aquí en Málaga también hay muy buenas amazonas.
¿Qué caballo monta?
Ural LDA, 50 por ciento hispano árabe, de la Yeguada López-Ayala de Fuengirola. Y suelo hacer las medias vueltas, paradas, paso atrás, apoyos, galope, … las piruetas es lo que más me cuesta. Estoy en un nivel intermedio. Mi entrenador es mi novio José Miguel Barquín.
Además, canta como los ángeles…
A mi abuelo Salvador le gusta el cante, a mi madre también, a mi tío, … Al escucharlos cantar desde pequeña, te acaba gustando. El mejor momento es en el que estoy en una romería o en una feria a caballo con mi familia y amigos íntimos cantando.
Catalina es
Trabajadora, luchadora, familiar y cariñosa. Tengo carácter, soy seria, reservada y cabezota. Intento ser lo mejor posible.