El Herradero por Juan López-Ayala Valverde

Este año somos siete, tres machos y cuatro hembras, los marcados con el hierro que distingue a los potros de la casa. Estábamos un poco nerviosos, había más jaleo en el cortijo de lo habitual. Día señalado en el calendario de la familia de los amos, fiesta campera a la que invitan a amigos, aficionados y algún potencial comprador que anda echando el ojo a la potrada, repasándonos de abajo a arriba si es buen conocedor y de arriba abajo si es un chisgarabís.

Hace unos meses nos recogieron del campo, separaron de la yeguada, destetaron, alojaron en un potrero, atusaron de cola y crines y nos pusieron una martaguilla con una cuerda que arrastra un poco por el suelo de manera que, al pisarla, asociamos con nuestra gran memoria que cuando nos tira hay que pararse.

Nos han estado desayunando con un pienso especial, riquísimo, que nos ha quitado en unos días de relinchos toda nostalgia de la ubre materna y nos han hecho aprender a estar amarrados a las anillas del pesebre corrido mientras comemos.

También nos han dado una pasta que elimina los parásitos y, aunque veníamos del campo en buen estado, la leche materna y el pasto ya no alcanzaban para adquirir el desarrollo que tenemos ahora.

Estamos lustrosos y nos brilla el pelo como dice Juan Conejo, nuestro cuidador, que habla consigo mismo mientras nos observa antes de dar de mano echando un cigarrillo apoyado en el cercado. Gracias a él nos hemos vuelto confiados y sin recelos al hombre. En breve nos soltarán de nuevo en un cerrado para que sigamos desarrollándonos en libertad bajo su sabia mirada.

Se me olvidaba, me llamo Coqueta, tengo un año de edad, soy pura raza. Estoy orgullosa de mi estirpe y quiero honrar a mi familia y a la del amo que no entiende la suya sin nosotros.

Juan López-Ayala Valverde es ganadero, juez de la raza Hispano-Árabe, secretario de la Peña Caballista Sol de Fuengirola y presidente de la Peña Caballista de Mijas.