El rumor del pienso

Por Juan López-Ayala

Me gusta bajar a las cuadras cuando están royendo la última comida al anochecer. Me encanta ese ruido que suena acompasado, runrún, ñam, ñam, reverberando suavemente en las paredes con rumores de pienso, porque esos murmullos huelen a avena machacada mezclados con heno de alfalfa en los pesebres corridos y se respira, no sé… como el perfume de las sábanas recién lavadas de casa de la abuela y conservadas en el arcón, a la antigua, con membrillos y manzanas.
En las noches de invierno, sobre todo, ¡qué bien se está aquí! Los caballos, con su sangre a borbotones y sus bellos corpachones, calientan el ambiente y, como me conocen, tengo con ellos charlas interminables, imaginarias, subliminales. Lo que más

les agrada es que les dé noticias de las yeguas que están en el cobertizo cercano, que linda con los pastos y que ellos oyen y ventean sin verlas hasta la primavera.
Pero mientras tanto, siguen a lo suyo runrún, ñam, ñam, triturando con sus enormes molares y transmitiéndome algo así como agradecimiento por la visita cotidiana, por contemplarles, por acariciarles, ora con palabras ora con la mano, las nobles frentes; por cumplir, literalmente, con el refrán que reza que el ojo del amo engorda el caballo, por el ratito de compañía, por no olvidarme nunca de darles las buenas noches.

Juan López-Ayala Valverde es ganadero, Juez de la raza Hispano-Árabe y secretario de la Peña Caballista Sol de Fuengirola.

OBRA DE JOSÉ MANUEL GÓMEZ

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